Hace poco la Unión Europea publicó un estudio en el que se afirmaba que España, junto con Austria, Francia e Italia se situaba en los puestos de cabeza de la lista de países con mayores comisiones bancarias. Pero no solo por la cuantía de estas, también por la opacidad de su sistema financiero que no permite saber al consumidor a ciencia cierta lo que está pagando.
Si bien las entidades financieras tienen múltiples tipos de comisiones, las que hoy nos atañen son las comisiones en las tarjetas de crédito. Como es lógico, cada banco tiene sus propias comisiones y las diferencias entre varias entidades, en ocasiones, pueden resultar sustanciosas. Por eso, es importante que ante la opacidad del sistema seamos nosotros quienes preguntemos por las comisiones y costes que nos van a acarrear las tarjetas.
Las comisiones en las tarjetas de crédito pueden ser de diferentes tipos, por una parte tenemos las de emisión o renovación que se cargan al solicitar o renovar una tarjeta. Mientras que la comisión de emisión es difícil de evitar, la de renovación dependiendo de el uso que le hayamos dado a la tarjeta, es probable que nos sea retirada si acudimos a nuestra oficina a reclamar.
Existe también, la comisión por disposición de efectivo que variará dependiendo de si la operación se realiza a crédito o a debito. Además de esto, hay que tener en cuenta que si la disposición se hace a través de cajeros propios de la entidad, con la que tenemos contratada la tarjeta o si se hayan adscritos a la misma red o si son ajenos, la comisión variara.
Las comisiones que deberemos evitar a toda costa serán las de descubierto ya que suelen ser las de mayor cuantía, y suelen ser inevitables. Pero en general, lo más importante es comparar antes de contratar y leer antes de firmar. Para facilitar un poco las cosas he aquí un enlace al Banco de España donde las entidades financieras tienen obligación de presentar sus tarifas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario